Al tiempo que la segunda ola (algunos expertos ya están hablando de una tercera) de contagios de covid-19 se cierne sobre el mundo, provocando situaciones sin precedentes allá por donde pasa, y con la perspectiva de una posible vacuna efectiva para principios del año 2021, la gran pregunta que se están planteando la mayoría de las empresas es cómo será la nueva normalidad una vez esta pandemia llegue a su fin.
El coronavirus ha traído consigo situaciones cargadas de anormalidades que nos han obligado a todos sin excepción a cambiar nuestros hábitos diarios, empezando por los de ocio y terminando por los de trabajo. Numerosas empresas han perecido por el camino, algunas incapaces de adaptarse a los nuevos cambios; otras, sin embargo, han quedado prácticamente abandonadas a la deriva por los gobiernos y su incapacidad para proteger a los negocios más desfavorecidos por las medidas adoptadas. Sin embargo, también existe la otra cara de la moneda, en la que los empresarios se han armado de coraje para afrontar la crisis derivada de esta pandemia y, en mayor o menor medida, están resistiendo.
Infinidad de negocios han tenido que realizar cambios importantes en su estructura o modelo de negocio. En cambio, otros se han visto obligados a reinventarse y empezar de cero. Y es que en tiempos de crisis los antiguos problemas se agravan, al tiempo que surgen otros nuevos. Las tendencias cambian a una velocidad vertiginosa y, con ellas, también lo hacen las preferencias de los consumidores.
La digitalización ha cobrado un protagonismo desmesurado, obligando a las empresas a ofrecer una alternativa virtual a sus clientes tanto para comunicarse con ellas como para contratar sus servicios o comprar sus productos. A la par, surge la necesidad de adaptación al cambio de mentalidad del consumidor post-pandemia, y el avance hacia un mercado cada vez más globalizado.
Otro de los cambios a destacar surgidos a raíz de la pandemia ha sido la desaparición de las oficinas físicas en favor de las oficinas “in-house”, lo que ha supuesto la implementación de sistemas de trabajo por objetivos en lugar de por horarios. No hay duda de que el teletrabajo tiene muchos beneficios, como un aumento de la comodidad del trabajador, una mayor eficiencia debido a la ausencia de desplazamientos y distracciones en el lugar de trabajo o reuniones de menor duración.
No obstante, ésto trae consigo la necesidad de hacer un mayor énfasis en el factor humano, imprescindible para que todos los engranajes que componen el motor que es la empresa funcionen debidamente. Y es que de repente es imperativo trabajar a la velocidad que marca el cliente de manera conjunta y desde casa, lo que requiere un sobresfuerzo por parte de toda la plantilla, para lo cual los empleados deben estar motivados.
En definitiva, la “nueva normalidad” va a suponer un importante cambio de paradigma en cuanto a formas de hacer negocio y relaciones con clientes y proveedores, así que aquí os dejamos algunos aspectos a tener en cuenta para el futuro que nos espera tras la pandemia de la COVID-19:
–El perfil del consumidor post-pandemia ha cambiado, así como sus hábitos de compra y demandas. Es de vital importancia ofrecer garantías (seguridad, anticovid…) que transmitan confianza en unos tiempos que serán muy inciertos.
-Con la vuelta a la normalidad se reactivará el comercio físico, pero no de la misma manera a la que estábamos acostumbrados, sino que traerá consigo la integración de la tienda física con la tienda online. La experiencia de usuario que se transmite de esta manera incita más al consumo y a la fidelización del consumidor.
–El reshoring está a la orden del día. Tradicionalmente las empresas han apostado por la deslocalización de sus procesos productivos por las ventajas económicas que ello conllevaba. No obstante, esta pandemia ha puesto de manifiesto las desventajas que esta técnica lleva implícitas y, a día de hoy, muchos son los negocios que prefieren relocalizar la producción, entre otras cosas, por seguridad.
–Segmentación de profesionales según la actividad que desempeñen, sus opciones de movilidad y sus requerimientos específicos. Una de las ventajas que tiene el teletrabajo, como ya hemos mencionado anteriormente, es la optimización de los recursos humanos. Algunos de los nuevos modelos de trabajo que están emergiendo actualmente y que, según David Mott, importante empresario londinense, vienen para quedarse son:
Oficina totalmente remota. Es el caso que se dio durante la cuarentena que tuvo lugar entre los meses de marzo y junio de este año.
Modelo híbrido. En este modelo el trabajador desempeñará su trabajo en la oficina únicamente uno o dos días a la semana, mientras que el resto lo hará desde su casa.
Modelo remoto plus. Se trata de una combinación de los dos anteriores; durante una semana el trabajo se realizará desde la oficina, pudiéndolo hacer desde el hogar las tres semanas que restan del mes.
Modelo Hub & Spoke. Consta de una distribución radial de oficinas remotas en otras ciudades (o incluso países), aprovechando de esta forma el talento local de cada localización. De este modelo se puede extraer también el concepto WFA, que en español viene a ser algo como “trabaja desde donde quieras y el tiempo que quieras”. Grandes empresas como Google o Amazon llevan valiéndose de esta metodología por el aumento de productividad, eficacia e independencia que supone, así como lo mucho que es valorada por los trabajadores, que incluso en ocasiones están dispuestos a cobrar menos para poder ganar en flexibilidad.
En conclusión, nos encontramos en una época muy dinámica, en la que los cambios se suceden de manera rápida e incesante. Si tenéis un negocio, sea cual sea, no os confiéis y aseguraos de estar preparados para enfrentaros a situaciones venideras si no queréis acabar tirados en la cuneta, preguntándoos qué ha pasado.
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