En el año 2002 las calles de Manhattan amanecieron plagadas (sin motivo aparente) de unas coloridas pegatinas de mariposas acompañadas del eslogan “It’s better with the butterfly”. El rastro de pegatinas conducía a los perplejos transeúntes desde la famosa plaza de Times Square hasta Central Park, donde se había instalado una enorme valla publicitaria de MSN y alrededor de la cual se había organizado un acto promocional para el lanzamiento del nuevo software de Messenger. Pocos días después, tras numerosas protestas, la agencia Outdoor Vision (responsable de este acto publicitario) tuvo que pedir disculpas y retirar todas y cada una de las pegatinas por orden del ayuntamiento de Nueva York. Eso si, la campaña generó más de 170 artículos en todo el globo.
Éste es sólo un ejemplo de los miles que existen de publicidad de Guerrilla.
¿Qué conclusión se puede extraer de todo esto? Que para llamar la atención no es necesario invertir grandes sumas de dinero.
Durante la década de los 80 surgió un nuevo término para designar a esta forma de publicidad que se apartaba de lo común por su estrategia atrevida y agresiva, y que consistía en emplear herramientas e ideas creativas de bajo coste para causar un alto impacto en el público, el Marketing de Guerrilla. A día de hoy son muchas las terminaciones utilizadas para referirse a esta técnica, marketing radical, extreme marketing, feet-on-the-street o publicidad Below The Line. Esta expresión fue acuñada por Jay Conrad Levinson, importante publicista y escritor estadounidense. Inicialmente esta práctica era únicamente empleada por empresas pequeñas que manejaban presupuestos muy ajustados, pero no tardó en extenderse su uso hacia todo tipo de empresas.
Este tipo de publicidad es muy llamativa y causa en los espectadores un gran impacto, ya sea para bien o para mal. A decir verdad, el fin que se persigue en estos casos no es una valoración positiva del consumidor, sino llamar su atención y generar un recuerdo persistente y una consideración de la marca que no se lograría con los métodos convencionales. En definitiva, que la gente hable de nuestra marca, bien o mal, pero que hable.
Existen muchos tipos de marketing de Guerrilla, aunque en este artículo solo vamos a mencionar algunos de los más relevantes, como pueden ser:
Ambient marketing: consiste en introducir anuncios en escenarios poco convencionales, haciendo uso del entorno de manera imaginativa. Lo más curioso es que no es una técnica usada sólo para promocionar productos o servicios, sino que también es utilizada con fines reivindicativos. Un buen ejemplo es el de la marca KitKat, que aprovechó un elemento urbano como los bancos como soporte de publicidad.
Street marketing: básicamente se apoya en la distribución de publicidad impresa por las calles. Busca la máxima difusión. Numerosas campañas de la famosa marca Nike se han apoyado en esta metodología con excelentes resultados.
Ambush marketing: se vale de la picaresca para aprovechar los anuncios o eventos organizados por los competidores en beneficio de la misma empresa. Es una técnica parasitaria y que suele suscitar polémica, poniendo en duda en ocasiones la integridad de la empresa que la utiliza, pero que siempre da mucho que hablar. Es el caso del mítico enfrentamiento entre Coca Cola y Pepsi, las cuales llevan valiéndose de esta técnica durante décadas.
Flashmob: se trata de un acto relámpago multitudinario en el que un grupo de personas realiza una coreografía que tiene como objetivo llamar la atención de los viandantes. El factor sorpresa es fundamental. Entre las empresas que recurren a este recurso podemos encontrar a productoras de cine, teatro o musicales.
Si estáis pensando en llevar a cabo una acción de marketing llamativa para impulsar vuestro negocio y generar un gran impacto, no dudéis en contactar con nosotros, ya que en MB Global somos expertos en todo tipo de campañas de publicidad y os podremos asesorar sobre qué decisión tomar.
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